Tras una semana muy dura por problemas de salud, ayer visita relámpago a Londres por temas de trabajo. Vuelo tempranero, directo a la oficina, reunión, training, corriendo (literalmente) al aeropuerto para coger el avión de vuelta. Como veis, nada de tiempo libre para dar un misero paseo por mi ciudad favorita.
Eso sí, sigo sintiendo la llamada.
Dentro de dos semanas tengo que volver, y esta vez me quedaré una noche. No es mucho, pero seguro que lo disfruto más. Algún día se que acabaré viviendo allí, al menos, una temporadita.
Comentarios